De Loarre a Murillo de Gállego- Colaboración Diario del Altoaragón 24-05-2015

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De Loarre a Murillo de Gállego

Castillo Marcuello

Castillo Marcuello

Sobre la atalaya natural de la altitud, entre riscos calizos, se erigen con orgullo los pétreos muros del castillo de Loarre. Hoy, no relincha el caballo del noble, no brilla el filo de la fría espada del aguerrido soldado, no hay huellas de las negras abarcas del campesino en el polvoriento camino. Sin embargo, tras las puertas del castillo, resuenan los ecos de la historia de un pueblo, de un reino…
En esta nueva excursión, establecemos como punto de partida el castro de Loarre. Durante unos minutos contemplamos el recinto amurallado

Mallos de Riglos

Mallos de Riglos

con sus torreones. Citamos a Adolfo Castán-Lugares del Alto Argón: “el primitivo recinto se realiza alrededor de 1020, en tiempos de Sancho el Mayor hacia 1040 es consolidado y ampliado por Ramiro I – torre del Homenaje, de la Reina y sector alto; en el último cuarto del siglo XI se construye cripta e iglesia de San Pedro”.
Damos los primeros pasos por una senda que desciende por el este del

Pasarela sobre el Gállego

Pasarela sobre el Gállego

castillo entre frondosos “buchos”. El paisaje que oteamos es precioso, compuesto por teselas glaucas del cereal, rojizas de las huebras; otras moteadas de pequeñas pinceladas verdes de los alineados olivos y almendros. Dejamos a mano izquierda la población de Loarre, sobre el caserío destaca la torre de la iglesia de San Esteban, con su chapitel octogonal y pináculos góticos.
Una vez que llegamos al vial que da acceso al castillo, tomamos una pista dirección oeste, camino que transita por las faldas de la sierra de Loarre. En algunos tramos coincide con el Camino Natural de la Hoya de Huesca. La vegetación va variando, conforme vamos avanzando aumenta la presencia de robles y carrascas, posteriormente dejarán paso a los pinos. La posición altanera en la cual nos emplazamos, nos permite contemplar los campos de cultivo de las poblaciones cercanas.
Continuamos caminando por la pista, el arbolado se va mermando, llegamos al lugar en el cual se emplazan los restos del castillo de

Río Gállego

Río Gállego

Marcuello, en las laderas se aprecia el difuminado abancalado, tierras pobres cubiertas por una exigua capa de vegetación. Contemplamos los sillares del ábside de la ermita de san Miguel, así como los restos de la torre. Citamos la mesa de interpretación aledaña: “constaba de una gran torre de planta rectangular rodeada por un recinto amurallado levantado en mampostería. La torre, de la que sólo se conserva en pie el muro oeste, tenía funciones de observación. Próximos a los restos del castillo, se conservan dos templos. La ermita de San Miguel del siglo XII, y la iglesia de Nuestra Señora de Marcuello. Seguramente, esta iglesia románica, reformada en el XVII, ya formara parte del conjunto fortificado”.
Por el oeste una pista da acceso al Mirador de los Buitres, otro día volveremos a visitar esta zona con más detenimiento.
Una vez que llegamos a la Collada de Santo Román, por el norte se abre el paisaje permitiéndonos contemplar la majestuosidad de los Pirineos, con las crestas teñidas de blanco a pesar de encontrarnos en mayo. En este punto, abandonamos la pista y tomamos una senda descendente dirección oeste que coincide con el GR1. El paisaje va cambiando de nuevo; podemos contemplar los Mallos de Riglos, con sus verticales paredes, en las cuales se intercalan las buitreras. Más al oeste, nos detenemos para observar como van ascendiendo los escaladores por los vertiginosos acantilados, en la distancia son pequeños puntos aferrados a los muros de los Mallos.

Murillo de Gállego

Murillo de Gállego

Una vez que arribamos a Riglos, realizamos un recorrido entre sus irregulares calles que se adaptan a la ladera. Según un panel informativo, en la segunda mitad del s XI se fortificó conservándose hasta hoy algunos restos de la muralla. Nos acercamos hasta la Iglesia, dedicada a Nuestra Señora del Mallo, muros de mampostería, esquinazos de sillería. Torre de planta rectangular de sillería. Descendemos hasta la ermita de San Martín, muros de sillería, de estilo románico del s XII, de planta rectangular, ábside semicircular, ménsulas decoradas. Puerta cegada al norte de arco de medio punto, tres estribos. Puerta de acceso por el este, en el tímpano un crismón.
Seguimos las indicaciones de los paneles, tomamos rumbo a Murillo de Gállego. Dejamos a mano izquierda un olivar que nos sorprende por el gran diámetro de los troncos de los olivos. Tras pasar la vía del tren, podemos ver el antiguo apeadero de Riglos. La pista va descendiendo hasta desembocar en una senda que nos deja en el cauce del río Gállego, una pasarela nos permite vadearlo. Río en el cual se practican deportes acuáticos como el rafting, piragüismo, hidrospeed entre otros. En las riberas, las huertas aprovechan la fertilidad de las tierras dando buenas hortalizas. Tras ascender una pronunciada pendiente, arribamos a Murillo de Gállego. Desde la distancia, nuestra mirada se detiene en los ábsides y la torre de la iglesia románica de San Salvador. Citamos a Adolfo Castán- Lugares del Alto Aragón: “capiteles historiados y ménsulas ornamentadas, en el S XVI se elevó la torre”.