Abro la puerta del hortal
sorprendo a la minglanera y a la vid
en animada conversación,
aunque más bien parece la ópera de las costureras,
entre la voz de soprano y mezzosoprano
la coma del canto del cuco.
La minglanera:
– Con afilada aguja y dedal bordo pétalos con seda carmesí sobre el boceto de corona de rey, rompiendo la monotonía del verde.
La vid:
– Prefiero el ganchillo de mis dedos sarmentosos que no desvelan el desenlace en el primer acto, y guardan la sorpresa del violeta, cuando el racimo ya péndula maduro al caer el telón.
José mariano seral
La opera de las costureras
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