Chapado a la antigua me aferro al suave tacto del papel en la yema de mis dedos, a escuchar el sutil abrazo de la página par con la impar al pasar de hoja, sostener en mis manos el peso de millares de palabras ordenadas en frases, párrafos, capítulos, con su fragancia a tinta impresa.
Disfrutar en una cálida tarde de domingo de la lectura de una de mis escritoras favoritas: Rosa Montero, La buena suerte.
j. mariano seral
La buena suerte
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