Imagen: Manolo Martínez Cúe
El paladar de Kevin nunca supo apreciar los matices del buen vino, era como el lector que prefería la prosa a la poesía, aunque alguna vez se atrevía con la prosa poética. Acudió a la cata del nuevo Tempranillo Blanco más por compromiso de parentesco, a pesar de ser lejano, que por devoción.
Tras visitar los viñedos y tomarse alguna fotografía con las cepas de fondo, que adquirían un intenso colorido escarlata y esas roseras como encabezado ecológico de cada verso sarmentoso, sonrió al ver que alguna de ellas las podría subir a Instagram y tal vez con un poco de suerte se hiciese viral, después visitaron la estancia de las barricas. Cuando entraron en la Sala Chardonnay, Kevin se esfumo como el almizcle de mosto tras la vendimia, con el pretexto de realizar unas llamadas.
Tomó asiento en la antesala de la bodega y se dedico a esperar, al fin y al cabo parte de nuestro tiempo nos lo pasamos esperando, en un andén, bajo una marquesina, haciendo cola en una panadería…, en el viaje de la vida, sin más equipaje que los pensamientos.
José mariano seral
Imagen: Manolo Martínez Cúe