Las nubes de semblante de elefante
se levantan sobre el viejo almendreral,
el tibio sol parpadea
entre pestañas de vaho,
los pajarillos ocultos entre los robles y las encinas canturrean,
las mariquitas de caparazón carmesí y lunares azabache
como si fuesen ataviadas de sevillanas
se posan sobre la palma de mi mano,
la araña urde atrapando gotitas de rocío irisadas,
la mariposa de seda aletea dejando una estela violeta,
el saltamontes mimetizado entre las gramíneas me observa
a cada paso que doy salta al sentirse delatado.
Finalizo la labor de recoger las almendras
otra se aproxima
la recogida de la oliva,
en el campo siempre hay faena.
j. mariano seral
Las faenas del campo
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