La llave
Pasan las décadas
la vieja cerraja oxidada
resiste,
sobre la puerta veteada
sonríe.
Le llegan noticias de la gran urbe:
Hay llaves magnéticas, táctiles, incluso faciales…
Vuelve a sonreír y exclama:
¡yo fui pionera!
¡Siempre hará falta una llave para abrir el cerrojo!
j. mariano seral