¡Bravo por el barquito chiquitito! Forjado de una lámina de papel reciclado en el astillero de la papiroflexia, botado con la explosión de la sonrisa del niño y no tan niño, contenida en la damajuana de sus mofletes. Navega calmoso en la mar del ocio, desafía por unos instantes al WhatsApp, al Facebook, a Instagram…, sin más brisa que la ilusión de infancia que izan sus velas de los sueños por cumplir.
José mariano seral
Un embarcadero en el muelle del bordillo
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