Veo remar a las nubes sigilosas
con sus embarcaciones de átomos líquidos
sobre los pétalos escarlatas de las granadas,
unas con porte de velero, otras con cabeza de elefante,
me pregunto por su destino.
Poco después las contemplo varadas
en el malecón de la Sierra Guara
con sus pies descalzos sobre la roca afilada caliza
y la flor marchita del erizón
sacan los remos del cielo azul.
j. mariano seral