Hoy cogí el azadón que lleva como filo acerado el prefijo “re”, para resembrar aquellos garbanzos que una vez pasada lista, como el profesor al comenzar la clase, no se presentaron en el surco y les puse falta.
También me resulta muy útil este azadón en la escritura, para reescribir lo escrito. En el verso, al pasar la pupila más reflexiva por segunda vez, nadie se escapa, ni el verbo, ni el sujeto, ni el predicado… a ser relevados, o por muy narcisista que se crea el sujeto, que pretende ir siempre en primera posición, luego llega el poeta y lo relega al tercer puesto, o lo sume en el ostracismo de la elipsis.
j. mariano seral