Como un joyero esférico que abre con ternura sus yemas escarlatas, con la luz del alba que modela como orfebre sobre la hoja de mayo, se despierta sigilosa la flor del granado, como la bailarina que atesora el cofrecillo musical con su tutu de pétalos acampanados. Frente a la “minglanera”, en el ribazo del aljibe del huerto, su pareja de baile, que la seduce con su silabeo poético, “mem-bri-lle-ro” y su dulce almizcle embriagador.
José mariano seral
Pareja de baile
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