Mara extiende con primor sobre su tez bronceada, la nueva crema hidratante que se compró ayer en Cosmética Carolina. La dependienta bajando el tono de voz, como si fuese una confidencia para justificar su oneroso precio, le confesó que con cada aplicación rejuvenecería cinco meses. Aunque Mara se siente joven, no tiene la sensación de haber cumplido ayer cincuenta y uno años. Solo cuando se encuentra casualmente con alguna amistad de la infancia que hacía años que no veía, es solo entonces cuando se mira de nuevo a la luna del espejo para comprobar si ha envejecido tanto como su amiga. Pero Mara solo ve a la niña traviesa de cuando tenía seis años y posaba ante la cámara simulando ser mayor fumando un cigarrillo de chocolate Marboy.
Se dice para sí misma en un susurro quedo: “Son las paradojas de la vida, cuando era niña soñaba con ser mayor y ahora deseo parecer joven, siempre queremos lo que no tenemos”.
José mariano seral
Paradojas
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