Viernes creativo con Ana Vidal. Premisa no utilizar adjetivos. Imagen Alessandra Sanguinetti
La vida es tener ilusiones
Titas, titas, titas,… llamaba Clotilde a las gallinas, mientras con la mano sacaba del pozal de latón trigo y lo arrojaba por el corral como si estuviese sembrando un campo, siempre les había dado de comer desde que tenía tres años. Titas, titas, titas… las volvía a llamar; las gallinas que reconocían su voz, salían cacareando, unas de plumaje como la nieve de la montaña, otras como la tierra recién arada; todas corrían desde el gallinero, se apiñaban entorno a los granos de cereal, casi no la dejaban caminar. Clotilde una vez que terminaba de vaciar el pozal en la comedera de madera, paseaba por el campo y recogía flor tras flor hasta tener el arco iris en un ramillete. Volvía a su casa de hojalata, tomaba el sol apoyada en la pared mientras se tapaba los ojos con un pañuelo de seda y soñaba que de mayor viviría en Venecia, se casaría con un gondolero, e iría con sus niños al parque a darles de comer a los patitos granos de trigo. Clotilde sabía que la ilusión era el latido de su corazón, sin sueños no había vida
j. mariano seral