En agosto se terminaba con las faenas de la siega. El trigo ya se hallaba a buen recaudo en el granero. La era quedaba escobada y el trillo recogido de nuevo en el zaguán. El pajar se terminaba de llenar por la ventana en altura, emanando almizcle a mies. El campo daba un respiro en las faenas de labranza. Se escuchaba el tañido festivo de las campanas, era momento de agradecer al Santo los frutos recogidos. Venían familiares y vecinos de los pueblos cercanos. En la mesa no faltaban las viandas que se reservaban para esta ocasión y el buen vino.
Mientras se consumía el mes de agosto bajo el centellear del sol, iban escoscando las almendras y los racimos de uvas madurando con sosiego, el calendario agrícola le indicaba al labrador las faenas a realizar en septiembre.
José mariano seral
Fiestas de agosto
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