Esa agenda revestida con cuero de becerro, era más codiciada para los alumnos de tercero de bachillerato, que el Santo Grial para los más afamados coleccionistas. Sus hojas emanaban el almizcle a pergamino, y su tacto era como el de vitela. Los bordes habían adquirido el cromatismo dorado que deja el uso continuado de las yemas de los dedos, que pasan página tras página con el susurro de los naipes.
Esa libreta de la década de los ochenta que reposaba en una esquina de la señorial mesa del profesor, sobre el pódium de la tarima, que mientras éste, atronaba con sus voz de tenor frente al cetrino encerado, narrando las historias de reyes, regentes, campesinos, de tiempos pretéritos, era ambicionada por cada unos de los alumnos, que estaban al acecho ante cualquier despiste o ausencia, como buitre leonardo sobre pupitre. En ella se hallaba toda la información que hoy se atesora en carpetas virtuales entre bits en la nube; como alguno de los alumnos que parecen haberse alojado a vivir allí.
José mariano seral
Imagen: Luis Corrales
En la nube – El viernes creativo
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