Con voz cantarina crepita el rastrojo bajo mis huellas ligeras, como castañuelas pulgaretas en manos de Lucero Tena en la Ópera Carmen.
Se respira embriagador almizcle a mies en el abrazo de la brisa matinal, como helado caliente en el paladar.
Las carreras de garba amarillas paralelas, como cuerdas de una guitarra flamenca tañen su melodía de letra amarilla, con bemoles amarillos que recaen sobre la sílaba tónica del erizón en las cumbres de la Sierra Guara.
José mariano seral
De color amarillo
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