La era y el pajar

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Gira y gira la parda mula en la era, trilla la espiga preñada, como el caballito de madera del carrusel desgrana la sonrisa en los inocentes labios del niño en una tarde de domingo.
El almiar contempla con su ojo de cíclope a su pareja de yunta en la labranza. El labrador lanza al viento la parva con la horca que aletea como alas de mariposa. La mies en mullidos fardos es almacenada en su vientre, por el quicio en altura se sacia su glotonería. Al igual que el carrusel colma la ilusión del niño hasta desbordarse por sus pupilas en una sonrisa acuosa, al recorrer el mundo al galope.
j. mariano seral