Sorbito

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Sopla el cierzo con sus labios de dama enojada, los árboles ceñudos se contonean. El tictac del reloj anima al mercurio a flirtear con el Astro Rey.
El muñeco de nieve abre la puertecita de hebras de hielo y deja libre su corazón, que late con eco de ilusión de niño. Sobre el suelo adoquinado tres botones de nácar y una bufanda de lana escarlata.
Al anochecer recuerda mirar a la Luna blanca y tomar un sorbito de la ilusión de ser niño.
j. mariano seral

El alma del muñeco de nieve