Hoy Mariano, el abuelo, me ha atado corto a dos metros del olivo más longevo. He pasado una mañana entretenida viéndolo ir y venir con José. Cuando hemos llegado la tierra estaba escarchada. Su primer cometido ha sido encender una buena fogata con los restos de la poda del año anterior, crepitaba y petardeaba por la humedad, para poder calentarse… Leer más »
Admiro esos troncos de los olivos con su corteza contorneada por los pliegues, como la delicada piel del abuelo centenario. Cada vez que voy al olivar no me canso de escudriñar entre sus recovecos, como si fuesen el baúl olvidado en un rincón del desván, en el cual dormita un jirón de historia bajo una fina cutícula polvorienta. Algunas veces… Leer más »
Tras un doble repique metálico del cazo de la pala cargadora, me deslicé por la fría chapa como si fuese un tobogán con la agilidad de un niño de seis años y fui la última pipa en entrar en la ciclópea tolva de la sembradora Solá. Cuando los desgastados neumáticos traseros del tractor Deutz ya salían del campo y comenzaban… Leer más »
Caminos adoquinados de hojas secas dejó la lluvia lenta como aleteo de mariposa. Sol oblicuo de otoño que tu sombra posterga o anticipa como matrimonio regañado. Entre el carrizal la nube blanca viaja a toda vela sin más remos que los forjados en la fragua del cierzo. Ramonean las ovejas dando pinceladas bucólicas al lienzo en una mañana dominical. José… Leer más »
La luna de candil con su regadora de hojalata dejó las aceitunas escarchadas, al amanecer te reciben con una sonrisa irisada en sus labios. En el cuenco de mis manos las olivas ya carmesís, su tacto suave sobre las yemas de mis dedos como abalorios de azabache, olivos centenarios que cuidaron mis padres, mis abuelos, mis bisabuelos… se respira la… Leer más »
Cuando mi padre dejó de cultivar el huerto por los achaques de la vejez, tras la puerta de roble, junto a la cariñosa enredadera que todo lo estruja, quedaron en desuso los arcos metálicos que usaba para cimbrear los pequeños invernaderos, para proteger las hortalizas del abrazo escarchado. Ayer los despojé de una fina patina de óxido que los envolvía… Leer más »
Descorcha el labrador la damajuana del embriagador almizcle a tierra recién sembrada. Hoy cae la semilla en el surco de tierra fértil con la precisión del cordel virtual del GPS, ayer de la yema encallecida de los dedos del campesino, como verbo que conjugado en pasado era manuscrito sobre pergamino de vitela y hoy dormita en la memoria del bit… Leer más »
Déjame ser olivo de ribazo, de corteza curtida como las manos sarmentosas del labrador. Con mil anillos en el corazón de mi leño, para contemplar fotograma a fotograma ese paisaje estacional que viaja en un tren lento, por el raíl de la esfera del reloj, que se detiene en el mismo andén siglo tras siglo, y como un parpadeo del… Leer más »
Hoy me enfundo los guantes de cuero de trabajo para podar la parra del antiguo corral, ataviada con su clámide otoñal, no porque sean las fechas idóneas para realizar esta faena, sino porque en los sarmientos nudosos hay millares de hojas secas amarillas, como pequeñitas góndolas en la Plaza de San Marcos, que en los días de viento y lluvia… Leer más »
Al final muy a mi pesar van a tener razón El Jose y El Cristian, cuando entre bromas y risas, con sus largas lenguas de trapo, como el que no quiere, me dicen que siempre he sido un poco fantasma. Hoy, Adela, mi abuelita, ha sacado de su álbum de piel hecho a mano, un retrato inédito para mis pupilas… Leer más »
En un rincón de la cocina permanece en silencio la vieja cocinilla de leña. Ya no crepitan los leños de olivo, de roble…, en sus entrañas, ni borbotean las ollas con acelgas sobre la plancha metálica con su beso de labios de Vesubio. La historia la ha relegado a ser un elemento ornamental, como el viejo pupitre de la escuela… Leer más »
¡Bravo por el barquito chiquitito! Forjado de una lámina de papel reciclado en el astillero de la papiroflexia, botado con la explosión de la sonrisa del niño y no tan niño, contenida en la damajuana de sus mofletes. Navega calmoso en la mar del ocio, desafía por unos instantes al WhatsApp, al Facebook, a Instagram…, sin más brisa que la… Leer más »
En mi maleta de equipaje ligero no hay espacio para pétalos de rosa ni espigas de trigo, déjalos sobre mi lápida que al atardecer los cipreses me alcanzarán tu recuerdo y veras mi sonrisa a la luz de Casiopea y la Luna blanca. José mariano seral
El membrillo amarillo como marcapáginas de poemario, separa la hoja seca del pétalo escarchado y la oliva que madura. José mariano seral
Es una novela policiaca ambientada en Boltaña y Jánovas. La autora utiliza un lenguaje ágil al que ya nos tiene acostumbrado, los personajes son próximos, hablan como en la vida real . Es de esas bibliografías que te enganchan desde el principio, mantiene la acción página tras página. No hay espacio para el aburrimiento, tampoco falta el humor socarrón que… Leer más »
Gondolera de hojas secas junto al estanque fondean tras la travesía por el parque. Hacen corrillo en el charco como adolescentes en el banco con su whatsapp, funambulistas sobre aristas de pétalos como gotas barrigudas de Cortázar. José mariano seral
El paladar de Kevin nunca supo apreciar los matices del buen vino, era como el lector que prefería la prosa a la poesía, aunque alguna vez se atrevía con la prosa poética. Acudió a la cata del nuevo Tempranillo Blanco más por compromiso de parentesco, a pesar de ser lejano, que por devoción. Tras visitar los viñedos y tomarse alguna… Leer más »
Tan solo somos moléculas déjanos vestirnos con el cromatismo de las hojas del chopo en otoño, de la espadaña, de Gratal, como trampantojos de “Bodegón con membrillo” de Sánchez Cotán. Déjanos bajar del catamarán de la volumetría polisémica y danos la forma del cuenco de tus manos. Déjanos desnudar nuestra insipidez tras el biombo de la tierra de huerta y… Leer más »
Pétalos blancos de crisantemo cambian del verso de la jardinera a la rima sobre la lápida marmórea, como verbo de equipaje ligero que viaja del poemario de Machado al de Benedetti. Pámpanos que la mano del otoño cuelga sobre la percha del sarmiento nudoso. Se ruboriza la rosa de otoño al recibir besos escarchados tras la celosía del amanecer. José… Leer más »
– ¡Hasta el año que viene! – Con una sonrisa en el semblante se despedía siempre mi padre del olivar, al finalizar la campaña de recogida de la oliva. Hasta que un año por los achaques de la vejez fue el último. Allí bajo la visera de una roca arenisca, al abrigo del covacho, quedaron una escalera de roble de… Leer más »
Los verbos ir y venir detuvieron el sisear de los aspersores, dando alas a los gorriones en su ir y venir, como en un parpadeo de pupilas picotean las pipas gozosos. El pose de maniquí hipnótico de los girasoles detienen mis huellas en su ir y venir, para contemplar la belleza de un lienzo tal vez de Vincent van Gogh…. Leer más »
Este sábado tocó varear los nogales del hortal. Las manos encallecidas de mi padre los plantaron. Los vimos crecer juntos. Los labramos, los regamos, cuando su tronco se torció los enderezamos, como el progenitor corrige a su retoño. Él, mi padre, emprendió el último viaje el de equipaje ligero como decía Machado en sus versos, antes de verlos dar fruto…. Leer más »
Mientras Adela fregaba la loza tras la comida, Chispitas maullaba frente a la puerta que daba acceso al corral, en pose erguido como una soprano en una ópera de Verdi, hasta que Alela la dejaba salir. Cuando volvía Pepito del colegio le preguntaba a Adela, al ver que no andaba por la casa ni por el corral: – ¡Mamá! ¿Dónde… Leer más »
Hoy al caminar por los antiguos caminos de mi pueblo, al visitar un viejo horno de cal, donde cocían las rocas para obtener cal viva, me encontré con un pedacito de una herradura oxidada como reseña del pasado. Mientras me detenía para recogerla con delicadeza con la yema de mis dedos, como si fuese un pergamino en la biblioteca de… Leer más »
Hoy estoy alegre, eufórico, ¡por fin!, he abandonado el anfiteatro de la estantería de la Papelería Central. Con lo puesto, la capucha y la punta ensalivada con tinta añil. Llevaba allí dos años anclado desde que me compraron a la fábrica Bic, como si fuese el faro de Trafalgar que mira a la mar, pero que nunca zarpa a navegar…. Leer más »