Cose paciente con su aguja baquetera y hebra de oro arrellanada en la silla de enea del ribazo, como si fuese el lomo de un poemario, hojas de versos bucólicos. Cada tinte contenido en el verbo de la semilla, tras germinar declama su égloga como ópera de Virgilio. La yunta tira lenta del brabán Ajuria, dando labios escarlatas al barbecho…. Leer más »
Me despierta el clic clac metálico que silabea la prensa, el almizcle dulzón a mosto asciende por las escaleras del patio hasta mi habitación, como gotitas de rocío al amanecer que se tornan en nubecillas y suben a la Sierra. – ¡Mamá!, ¡Mamá! – grito con mi voz de flauta travesera, se abre la puerta, la luz ambarina del pasillo… Leer más »
Almendros como nubes blancas de dehesa enigmática tamizan una lenta lluvia de pétalos, sin más paraguas que el almizcle a néctar el sordo zumbido de la abeja que melifica. Hebras de finas raíces que tejen con su savia flores escarchadas, como cristalinos ríos que al morir en la mar cosen átomos de vapor en la órbita de hojalata de la… Leer más »
Presuroso, he alzado mis pupilas a los balcones de barro de la morada de las oscuras golondrinas. Mi padre siempre decía con tono festivo que regresaban por San José, como vaticinio de la llegada del buen tiempo y del renacer del campo. Pero este año todavía no se escuchaba sus alegres trinos y sus cabriolas cortando el aire en el… Leer más »
Acabo de terminar de leer “A corazón abierto” de Elvira Lindo. Es la primera novela que leo de esta escritora y diré que me ha encantado y que no será el último que leeré, es un libro que recomiendo sin ningún tipo de duda su lectura. Me ha resultado muy ameno y entretenido. Sobre todo me ha atraído ese lenguaje… Leer más »
Sentir la tierra mullida bajo tus pies, como alfombra de terciopelo escarlata de bienvenida, al mirar atrás tus efímeras huellas de barro, en el aire el almizcle de la siembra. Depositar la frágil semilla con la yema de tus dedos en el surco, que la acoge en su vientre mientras germina. Al levantar la vista, rieles que riman como versos… Leer más »
Los sábados por la tarde, Caspian, después de ver alguna película de John Wayne, su actor favorito, se enfunda su traje de cuero cobrizo de vaquero, y en el centro del salón ondeaba su soga de esparto, como si fuese la órbita elíptica de la luna, era en ese preciso instante cuando daba comienzo la carrera “perro gatuna”. Israel, el… Leer más »
La Catedral, varada en el lomo empedrado del cerro, vigilante desde la cofa del palo mayor, echa a la mar calmosa de la verde campiña, su red de hebras de pescador y paciente atrae retazos de campo amable, que terminan diseminados como dientes de león, entre los jardincillos enrejados tras el forjado de bloques de hormigón armado. Hoy domingo, sin… Leer más »
Hoy el buzón estaba más parlanchín que de costumbre, con su voz alegre de almíbar me ha confesado que en los últimos tiempos está más contento porque recibe más cartas románticas, debe ser porque se viaja menos, apostilla. Baja su tono de voz, yo tengo que agudizar el yunque de mi oído, y en un susurro quedo de confidencia, me… Leer más »
Acolchar el manto de tierra, como la mamá que arropa al niño cuando le da las buenas noches. El ajo con su cabeza bajo tierra, me mira a través del periscopio de clorofila, escucha a la azada que va y viene masticar con su lengua acerada y parlotear con su voz de hojalata, mientras zurea la paloma blanca y canturrea… Leer más »
En su juventud, Ernesto, quiso ser libre como el viento del Sahara, pero pronto se percató que el etéreo velero sin timón, vagaba entre las dunas sin más rumbo que el que le marcaba Eolo. Quiso ser libre como el colibrí entre los pétalos de las rosas chinas, pero la luna de nieve y el sol sin zapatos de charol,… Leer más »
Siempre es todo un honor poder colaborar en la revista Tierra espléndida con alguno de mis escritos, en esta ocasión con un poema del campo. j. mariano seral