A las once de la mañana de un miércoles anodino de octubre, sonó el timbre de salida como el graznido de una grulla, la clase de filosofía había finalizado, quince minutos de descanso para tomar un crujiente bocadillo de calamares en el bar del instituto. No daba crédito a lo que estaba oyendo, Ignacio, El Culebra, Susi, que era su… Leer más »
Abre la reja el surco a la semilla como péndulo de reloj que cose la hora, late su corazón la raíz como cordón umbilical la une al vientre de la madre Tierra. Atesoro la fragancia del campo recién sembrado en la damajuana del recuerdo. j. mariano seral
Con las vacaciones escolares de Navidad, al igual que llegaba el escarchado manto de la nieve a las cumbres de la Sierra, llegaba del internado de los Jesuitas, Daniel, el señorito, como lo llamábamos cariñosamente, era el hijo mayor del amo. A sus doce años vino más rebelde que en otras ocasiones. A mí, se empeñó en cambiarme el nombre,… Leer más »
Mientras crepita la trémula llama, la casa solariega se mantiene viva como latido de corazón. Borbotean las verduras en el puchero escarlata sobre el trébede, como susurro en labios del Vesubio. En la noche escarchada de invierno, los rescoldos tejen un cálido edredón sobre tus hombros. En la penumbra de tu pupila titilan las historias enigmáticas, por el angosto hueco… Leer más »
Yace el ojo de la cerradura vigilante de la mies en el almiar. Gira la llave refunfuñona de metal forjado, en su dermis acerada el suave tacto del recuerdo de las vivencias de mi abuelo, respiro la suave fragancia a parva tras las jambas y el dintel de la retina, mientras mi abuelo trillaba la dorada garba en la era,… Leer más »
Vientre de barro oasis de desierto, en antaño saciaba la sed en casa del labrador. j. mariano seral
Ceder las cuerdas vocales a las yemas de los dedos, en un grito acerado, onomatopéyico en el zaguán todavía recién nacido, verbo frente al crepitar de la lumbre ya adulto. j. mariano seral Foto: Casa por casa de Fernando y Ana Biarge
Deshoja el otoño la margarita: hoy cálido, mañana ventoso, pasado… Van cayendo los pétalos del calendario, mientras las cardelinas como bemoles en un pentagrama, interpretan la colorista partitura de un otoño camaleónico. j. mariano seral
Escuchar el silencio La buhardilla me sonríe con sus ojitos coquetos de claraboya, con voz de Leonard Cohen me susurra: – Toma siento en la silla de enea y comparte conmigo el mutismo de la soledad. Obsequiosa me ofrece en una bandeja de porcelana recuerdos de niñez de suave fragancia dulzona de membrillo. j. mariano seral
Déjame ser herrero en la fragua del sol y sobre el yunque del amanecer, forjar la silueta de la sombra de alambre y cuando todavía esté candente como los labios del Vesubio, que el Hombre de hojalata de Oz, con su regadora de zinc la bañe bajo el arco iris. j. mariano seral
Dame una barquita chiquita de quilla dorada, para surcar las esferas de los relojes, mientras el membrillero deja su palabra de honor en la guardarropía de la última luna de estío, mientras la paciente mano del labrador, siembra la semilla dorada de trigo en el surco de tierra sazonada. Dame una barquita chiquita, que me lleve a la mar de… Leer más »